miércoles, 2 de octubre de 2019

Érase una vez en Hollywood (Reseña)



Bastante larga, sí. Las escenas que hacen homenaje al Western podrían ser menos y cortas; y, tener más de esas escenas rápidas que cuentan la historia de cada personaje. Claro que sería otro director de no ser por la largura, la intensidad y el honor que Tarantino siempre le hace al cine clásico. A algunos cercanos les he escuchado decir que les faltó ver sangre en cada escena, gesto tan reconocible en cada trabajo de él; sin embargo cuando Brandy ataca a Tex y a Sadie uno siente que es oportuno, que los golpes con los que se defiende Cliff son suficientes y que el lanzallamas que enciende Rick para acabar con la hippie zombi, refrescante.

Si bien es cierto que Tarantino siempre escoge un bando al que favorece, en Erase una vez... el bando es comedia, pues irse lanza en ristre contra los Hippies, de esa y todas las épocas, era necesario para fortalecer el argumento de que las ideologías son contradictorias, creer todo lo que dice la TV insano y que seguir a un psicópata por mero resentimiento imprudente. Por eso la importancia del simbolismo de una invasión hippie llena de mujeres que gobiernan y aprovechan el falo de un par de hombres jóvenes y el de uno venido a menos por la vejez y la ceguera.

Aunque su bando prevalente haya sido el de los artistas Hollywoodenses, también en ellos está la muestra simbólica del exceso de fama, de vanidad y de excentricidad. Sin embargo, de estos, la tranquilidad de la dedicación, la búsqueda incansable de los sueños y el éxito como resultado de un trabajo bien realizado.