lunes, 21 de mayo de 2018

A quien pueda interesar…


A quien pueda interesar…
¡la siguiente ficción!
(léalo antes de votar)
Texto escrito debido al cierre de Kelloggs en Venezuela.



A quien pueda interesar, le envío un cordial saludo. Empezaré diciéndole que no creo que a Colombia le vaya a pasar lo que a Venezuela. Incluso, creo que con los políticos corruptos que viven en el Congreso de la República, Colombia podría llegar a convertirse en potencia mundial; eso sí, más o menos dentro de unos 1000 años. No voy a decirte por quién deberías votar. Sólo quiero que tengas en cuenta lo siguiente, pues la “venezonalización” es utilizada en épocas de elecciones por los candidatos políticos de otros países, para atemorizar a sus conciudadanos, vendiéndoles “soluciones” dentro de su lista de promesas.


En Brasil, por ejemplo, una candidata basa su publicidad fomentando entre los brasileros “la colombianización(1) de Brasil”. Eso quiere decir que ella evitará que Brasil se llene de neoliberales, tradicionalistas, ultra conservadores, adjetivos que de por sí, son una mentada de madre a los gobiernos colombianos narcotraficantes, paramilitares, mafiosos, corruptos; y principalmente, asesinos de líderes e inocentes; y, sólo para agregar: expertos en la práctica del nepotismo (favorecimiento a familiares y amigos). Aunque eso no tiene nada de raro.

En los medios de comunicación se utiliza una artimaña conocida como cortina de humo (ampliar información viendo la película Cortina de humo (1997), dirigida por Barry Levinson y recordando el hermoso caso de cianuro en el Magdalena (2014)) que consiste en ocultar unas noticias con otras para favorecer a un bando de forma positiva, o a personas y empresas en particular. Además, en los medios masivos de comunicación (TV, radio, internet, periódico) hay una continua manipulación de la información para ayudar a mantener en el poder del país a quienes se encuentran dirigiéndolo y administrándolo. Esto no es nuevo y así es como se siguen beneficiando las mismas familias de siempre (ver video del Grupo Actuemos: FAMILIAS QUE GOBIERNAN Y EMPOBRECEN A COLOMBIA), que de a poco van entregando sin parar las tierras de las que se adueñan por la fuerza y con otras astucias, para luego venderlas como suyas a las multinacionales.

Esa es la idea de progreso que los dirigentes de nuestro país fomentan desde hace ya varios periodos: que sean otros los que colonicen y produzcan el mismo “kelloggs”, que podría producir cualquier micro empresario colombiano (cualquiera que sepa labrar la tierra). Que un país se llene de empresas internacionales no quiere decir que sea mejor país. Que comamos camarones japoneses (gracias al TLC) no nos hace mejores, teniendo en cuenta que tenemos dos puertos marítimos importantísimos para el resto del mundo. Lo que nos hace un mejor país es el hecho de que las empresas extranjeras se amangualen con los que se han adueñado del territorio nacional para venir a lucrarse con nuestras riquezas. Esa es la razón principal que se nos olvida tener en cuenta: las riquezas que no nos dejan aprovechar o que no queremos aprovechar.

La explicación silvestre, como diría mi profe de Literatura Clásica, sustenta ras con ras por qué miles de multinacionales se han tenido que ir de Venezuela: la razón es tan sólo una ley chavista que les exigió pagar mejores sueldos a sus trabajadores y más impuestos al gobierno venezolano. ¿Nos hemos preguntado alguna vez que hacían los colombianos yéndose para Venezuela? El petróleo le dio ESTATUS-PODERÍO y Estados Unidos puso sus ojos en ella, lo que se traduce en una excelente economía con mujeres, hombres y playas hermosas. Las multinacionales que ganaban en bolívares, convertían esas moneys en dólares, lo que hace que las ganancias, según nuestro loco sistema económico mundial, sean más altas(2). Sin embargo, hoy entre tantas cosas: primero, la economía venezolana está colapsando, lo que me hace recordar el “temible” sueño bolivariano del comandante Chávez; segundo: a consecuencia de la ignorancia, o quizá, del sindicalismo mañoso (hábil, diestro y siniestro) de su predecesor y actual Presidente Maduro; y, tercero, las oligarquías venezolanas, que es el mismo cuento de las familias con más poder en Colombia.

Ese ha sido el paréntesis más largo que he visto. Estaba en lo de la venezonalización y la colombianización, y lo chistoso de esta historia es que todos buscan lo mismo: saciar su hambre de poder, vendiéndonos la idealización de un mejor país con sus discursos en temporadas de elecciones para lograr la pasantía de 4 u 8 años en la Casa de Nariño. Pensémoslo bien, porque no creo que ni con reelección les alcance para resolver la corrupción y la pobreza en nuestro país. Habrá que analizar profundamente a cada candidato, incluso a los que pensamos como perdedores de estas elecciones pues esos siempre van a seguir faranduleando por ahí. También, tengan bien en cuenta con lupa en mano, la carga de violencia que tienen sus discursos en nuestro país que ya es metáfora de PAZ para el mundo. Ninguno se salva.

Cuando se habla de expropiación, es decir, del cuento aquel de la venezonalización de Colombia, el mismo cuento del que parecieran vivir todos los candidatos en diferentes momentos y con diferentes intenciones para coger a la gente desprevenida con sus historias, se habla de que lo privado nos lo vuelven público. Recuerdo, por ejemplo, cuando la Alcaldía de Cali, empezó a comprar casas por la Avenida Ciudad de Cali, para mejorar la carretera. A eso se le llama expropiación (le tengo fe a Wikipedia). Le compraban sus casas o terrenos a los ciudadanos que estaban ubicados cerca a lo que hoy es la Ciudad de Cali. Esos ciudadanos se vieron beneficiados, o perjudicados, por las compras de sus terrenos que pasaron a ser del Gobierno; es decir, de todos, que ayudaron al progreso de la ciudad para su movilidad en esa zona, la de todos. Petro, es el candidato que ha propiciado el terror de la venezonalización del país. Aunque no es el único que habla de expropiación, sí habla de recuperar lo que le pertenece al pueblo expropiándoselo (quitándoselo) a los oligarcas nacionales. Es decir, que lo privado de las grandes familias, de las multinacionales, de los “terratenientes”, se le devolvería al Estado.


Siendo así, imaginémonos a Ardila Lule regalándonos la manzana Postobón para el desayuno y construyendo parques ecológicos para nuestros niños. Eso sí, sólo quién se ponga en esa tarea siendo presidente de Colombia, sabría cómo llegar a cumplir sin perder “la piel a mordiscos”. Su compromiso estaría en devolverle TODAS esas tierras (llanas, montañosas, desérticas, boscosas) al pueblo colombiano. Es decir, a TODO el pueblo colombiano: educación, cultura, salud, obras públicas; quizá también, creo yo, a los desplazados por la violencia, a los campesinos, a los indígenas; o, en volverlo productivo para todo el país y no sólo para unos cuantos ciudadanos. Lo que se traduce en una política pública que conlleve a que esas compras del Estado sean bien utilizadas y bien distribuidas para la nación. Imaginémonos a La familia de Carlos Vives o de Shakira frente a los medios declarando que regalarán tal o cual montaña en Santa Marta, porque les sobra dentro de sus muchas hectáreas. Para eso es que sirve la plata: para comprar islas y montañas. Hasta para regalar casas, pues todos los presidenciables se han inventado “subsidios de vivienda” para los menos favorecidos. Diga usted: casa=cemento=lechona=Vargas Lleras o Duque o Petro o De la Calle ¿Cuál me falta? Que disque Uribe, tan chistosos, que tal lo que dicen.

Esto vale para todo aquel candidato que hable de expropiación porque en el caso de ex presidentes como Cesar Gaviria, Andrés Pastrana, Ernesto Samper, Álvaro Uribe y ahora Santos, pues esto sería el primer reclamo que debamos hacerles, ya que el territorio colombiano se ha vuelto “productivo” gracias a que está lleno de multinacionales. Si no, enumeremos:
  1. Recordemos sólo el último caso de Odebrecht en el gobierno Santos;
  2. Los falsos positivos: jóvenes muertos en manos de los paramilitares, hechos pasar por guerrilleros (ver la película Un silencio en el Paraíso (2011)); el desplazamiento forzado de campesinos e indígenas incrementado como nunca sucedió en toda la época de “la violencia”; el proyecto de Agro Ingreso Seguro, por el cual no ha sido condenado todavía el ex presidente Álvaro Uribe, pero si el títere de esa época Andrés Felipe Arias y la hermosa Valery Domínguez. Y, esto sólo por mencionar unos cuantos casos terribles de su gobierno. Nos quitó las horas extras, aumentó los años de trabajo a hombres y mujeres. A sus hijos, por ejemplo, los puso a recoger las basuras del pueblo. Nadie se salva de Uribe.
  3. Desde Gaviria, ya se van a completar 20 años de imposición del Neo Liberalismo y todos contentos con éste hermoso proyecto económico de talla mundial.
  4. Ni hablar del 8000 de Samper, que asquito;
  5. y, menos, del peor presidente de la historia del País: Andrés Pastrana.


Estos personajes de los últimos 20 años, son muestra de la historia de una patria boba que escoge a los mejores porque son los más prestantes y respetados de nuestra sociedad colombiana. Quien pudiera tener la dicha que tiene el gallo. Todos ellos, y otro montón de fulanos que hacen cola para espantarse las moscas, son los que han vendido a nuestro país, los que han continuado con el poder que sus familias han tenido por siglos. Sería muy interesante que, en lugar de temer, agradeciéramos a Kelloggs su retiro -dándose el caso en nuestro país-, porque sería la gran oportunidad para que varias microempresas de colombianos, criados a punta de vísceras y agua de panela, lograran sacar adelante sus productos de cereales Hechos en Colombia para el resto del mundo. Preguntémonos ¿Porque sí al revés y no a la inversa?


Que Kelloggs se tenga que ir de Venezuela no afectará en nada a sus arcas, pues tienen empresas regadas por todo el mundo. Así mismo como las otras que tuvieron que salir de territorio venezolano porque ya no les alcanza la platica. Será importante entonces no quedarse con el primer meme que leamos en facebook. Será vitalísimo entonces no temer con las noticias acerca de la venezonalización de Colombia. Sagrado será entonces, esculcar por medio de Google o de otros canales, acerca de la verdad de cada quién. Porque lo que veo seguido en las redes sociales es que ni siquiera, como buenos colombianos, estamos mirando la historia que nos ha traído hasta aquí, la historia de robos, usurpaciones y demás. En realidad, lo único que me gustaría saber por embrujo, experimento metafísico o conjugación de los astros, es a quién le pertenecen los que presuntamente anhelan llegar al poder y alcanzar a vislumbrar el sueño de un país mejor en esas hermosas listas de promesas que los endiosan y convierten en los nuevos profetas de este silencioso paraíso.

NOTAS:

(1) Para ahondar en los términos tan de moda: (...) Mexicanización” y “colombianización” términos usados hoy en día para un mismo fenómeno: el empoderamiento del narcotráfico y la criminalidad y su penetración en las estructuras del Estado, junto a un notorio aumento de la violencia (...) (encontrado en: https://goo.gl/JZjv6g) .

(2) Todo lo referido a la conversión de cualquier moneda latinoamericana al dólar o al euro, deben conocerla bastante bien quienes han cruzado el charco o la frontera; o quienes nos hemos beneficiado con sus estadías laboriosas.